Erizo atropellado junto al Corredor Verde Oliver-Valdefierro
Zaragoza no es una ciudad que facilite la vida silvestre. Su diseño y expansión van en contra de la vida salvaje, de la biodiversidad. Se eliminan suelo y vegetación naturales. Se crean parques hostiles donde no cabe refugio para la flora y fauna locales. Se levantan edificios y puentes con mamparas y cristaleras traidoras donde se estrellan las aves. Se expulsa y aniquila a la fauna con plaguicidas y todo tipo de venenos y trampas… Si Zaragoza no es una ciudad acogedora para sus pequeños habitantes es difícil que lo sea para sus ciudadanos.