Al analizar con más detenimiento los cadáveres de aves que esta primavera se están encontrando en centrales eólicas se constata la muerte de ejemplares reproductores al observarse que poseen placa incubatriz.
El estudio detallado de la persistente mortalidad que causan las centrales eólicas en Aragón arroja nuevos datos que empeoran las consideraciones de los efectos negativos que estas instalaciones tienen sobre la biodiversidad.

Se denomina placa incubatriz en las aves a la zona del vientre desprovista de plumas las cuales pierden los adultos reproductores para favorecer la transmisión del calor del cuerpo a los huevos y polluelos.

La muerte de alguno o de ambos ejemplares adultos reproductores implica la pérdida de la puesta o de la pollada. Es por ello que la siniestralidad en parques eólicos trasciende la mortalidad directa que ocasionan las máquinas y multiplica la cifra de bajas.
Por otra parte es de destacar la siniestralidad en aves migradoras que están en paso y cuya vinculación con el territorio es meramente accidental y temporal.

20210516 © ANSAR
La gravedad de la muerte de especies migradoras que, además, están en peligro de extinción y en las cuales se inverten recursos económicos y humanos para la recuperación de sus poblaciones, es intolerable y obscena.
